Hablar de paz en el País Vasco es una falacia. La paz es el final de la guerra. Hablar de paz es hablar de guerra. Pedir la paz es pedir que se acabe la guerra. Pero en Euskadi no hay una guerra. Hay una parte de la población que mata, o apoya a los que matan; sólo una; la otra parte, el Gobierno de España -y el de Euskadi-, elegidos democráticamente, combaten el crimen con métodos legales, propios de un Estado de derecho, entre los que no se incluye la pena de muerte. El Gobierno de España no mata, no hace la guerra a los independentistas vascos. Los contados crímenes contra los independentistas vascos también los castiga el Estado de derecho.A pesar de estas excepciones, cualquier observador imparcial dirá que en Euskadi no hay guerra. Por lo tanto, el final de esta situación sería un acuerdo para que quienes matan dejen las armas y continúen su lucha con los objetivos que quieran, por medios políticos y democráticos, que, siempre que sean pacíficos, están amparados por la Constitución. No se trata de paz, porque no hay guerra, se trata de que dejen las armas los que matan. Así de simple.- . Barcelona.
Acabo de ver las imágenes de la última barbarie etarra. No me queda por menos que, considerándome de izquierdas, pedir a la sociedad que acabemos de una vez con el fascismo. Lo de la autodeterminación y la represión estatal son engaños y burlas al pueblo vasco. Hace muchos años quizá, ahora no.- Luis Rodríguez Alcalde. Sevilla.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 23 de febrero de 2000