Gracias a Dios, la inmensa mayoría de los católicos españoles hace caso omiso de las recomendaciones políticas de los obispos. Un asunto, por cierto, en el que no tienen mayor autoridad que cualquier ciudadano.En asuntos políticos, no obstante, va siendo hora de que los obispos se presenten a las elecciones con su propio partido o que callen, por dignidad y respeto a católicos, otros creyentes y no creyentes.- . .
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 24 de febrero de 2000