El Tribunal Supremo de Londres le dio ayer una costosa lección de modales a las Spice Girls británicas. A sus señorías les pareció poco ético y, desde luego, nada delicado que el quinteto musical no advirtiera a tiempo al fabricante italiano de motos Aprilia de la marcha de Geri Halliwell. La firma las había contratado para promocionar el modelo Spice Sonic, pero la campaña publicitaria se hundió cuando la cantante británica decidió proseguir su carrera en solitario en 1998. Sus compañeras aseguraron ante los jueces que nunca creyeron que fuera a abandonarlas y habían prestado su imagen para las motos de buena fe. En su opinión, Aprilia les debía unos 56 millones de pesetas por su fallida colaboración. Muy molesta por lo sucedido, la compañía decidió demandarlas por daños y perjuicios y acaba de ganar el juicio. Según el Supremo, un grupo musical no se separa en secreto y lo suyo con la casa motora fue un plantón en toda regla. Un desaire que puede costarles ahora hasta 270 millones de pesetas.- ,
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 25 de febrero de 2000