Raúl no llegará a tiempo de medirse al Barcelona. No ha logrado recuperarse de su lesión muscular. No totalmente, y ésa es la condición innegociable que el futbolista ha puesto esta vez para jugar. Pese a la rotundidad con la que se pronuncia el futbolista, la directiva del Madrid y el propio vestuario no se resiste a su baja. Y trata de agotar su poder de persuasión para convencer a Raúl, que ayer todavía ni podía correr. Los riesgos que entraña su lesión, una rotura fibrilar en el muslo derecho, previenen tanto a los servicios médicos como al propio cuerpo técnico, que prefieren que no juegue el partido.
Raúl es el ojo de un huracán de presiones en víspera del duelo futbolístico más enconado de España. La mayoría del vestuario del Madrid está convencida de que el que considera uno de sus líderes "jugará cojo". Su representante, Ginés Carvajal, prefiere que no juegue. Su entrenador, Vicente Del Bosque, se plantea cuidarle para el partido de Liga de Campeones contra el Bayern, el próximo martes. El médico del club, Alfonso Del Corral, ha mandado señales optimistas en torno a la posibilidad de que se recupere en un tiempo récord. El presidente, Lorenzo Sanz, y su vicepresidente Juan Onieva se mostraban ayer convencidos de que uno de sus valores más aguerridos no puede fallarles en fecha tan sonada. El padre de Raúl sonreía mientras le esperaba en la puerta de la clínica de la Ciudad Deportiva. Bromeaba incrédulo ante el ruido que ha desencadenado su hijo, y lo descartaba para enfrentarse al Barcelona."El médico [Del Corral] me ha dicho que no estará para jugar", dijo el padre de Raúl, " si acaso, para el banquillo. Raúl quiere jugar, él quiere... pero no llega a tiempo. No puede arriesgarse a una recaída que lo tenga meses en la enfermería cuando tiene que estar listo la semana que viene, contra el Bayern y el Oviedo".
No pensaba lo mismo Lorenzo Sanz. El presidente del club se mostró convencido de la comparecencia de su delantero más efectivo -ha marcado 12 goles en Liga-, cuando la mayoría de los atacantes del Madrid están en baja forma (Morientes o Anelka), o lesionados (Savio). En declaraciones a Onda Madrid, Sanz evocó el día en que Raúl proclamó que jugaría "cojo" un Madrid-Barcelona en 1997, para llegar a una conclusión fragorosa: "Conociendo a Raúl, tendría que estar muerto para no jugar... pero es una opinión personal". Lo que quizá Sanz desconoce es que la pubalgia es una lesión inocua comparada con la rotura muscular.
Según la tesis del jefe de los servicios médicos, Alfonso Del Corral, la puesta a punto de Raúl para el partido de mañana implicaba el cumplimiento de unos plazos que no han podido salvarse. El médico aclaró el pasado lunes que para que Raúl estuviera en condiciones frente al Barcelona, debía comenzar a correr el martes, y a tocar el balón el miércoles o el jueves para entrenarse con el equipo, "como mínimo", durante dos días. Raúl no sólo no corrió el martes. Ese día no había cicatrizado del todo la herida en su abductor derecho. Ayer tampoco podía correr, y se limitó a hacer ejercicios de rehabilitación en el gimnasio.
El técnico Vicente Del Bosque aseguró ayer que "nunca presionaría a ningún jugador para que juegue contra el Barcelona". Del Bosque apuntó que prefería "jugar con un futbolista de menor peso específico en la plantilla antes que hacerlo con otro más experimentado que no estuviera recuperado al cien por cien de una lesión".
El media punta madridista Guti habló de la necesidad de contar con Raúl como sea, "porque Raúl al cincuenta por ciento puede decidir un partido". Por el contrario, Fernando Redondo -amigo del delantero- pidió prudencia. "Habría que evitar que por tres días de recuperación, Raúl sufra una recaída que le retire durante tres meses".
La plantilla del Barcelona, mientras, sufrió ayer una mala noticia. El centrocampista Cocu, el azulgrana que más ha actuado en la Liga, regresó de Holanda con una sobrecarga muscular en los abductores de la pierna izquierda. Los doctores del club le han aplicado un tratatemiento agresivo para acelerar su recuperación. Pero las previsiones son pesimistas. Si se confirma la baja, Van Gaal podría cubrirla con el finlandés Lítmanen.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 25 de febrero de 2000