Sólo quiero pedir un respeto para las familias y amigos de las víctimas del horrible, detestable, inútil y triste atentado del martes. No necesitamos ver una y otra vez las duras imágenes de los cuerpos para sentir y ser conscientes de la sinrazón y la indignación que este fascismo oculto bajo ideas nacionalistas nos produce. A mí me parecen unas imágenes extraordinariamente duras e innecesarias, pero imagínense lo que pueden sentir sus familiares y amigos. Por favor, un poco de respeto, que ya la noticia es suficientemente impactante para todos.- .
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 25 de febrero de 2000