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Un agente cancerígeno

La esterilización por óxido de etileno es el último recurso. El material plástico retiene el gas, por lo que es imprescindible una aireación intensa para que las sondas, y el resto de productos -plásticos, caucho e incluso algunos metálicos- estén limpios de óxido ya que se trata de una sustancia muy tóxica. Su inhalación o contacto provoca irritación en ojos, mucosas, garganta y piel, así como cefalea, vómitos y en grandes dosis edema de pulmón, anormalidades electrocardiográficas. El contacto con altas concentraciones del producto de forma crónica puede provocar mutaciones genéticas y cáncer. De ahí que el decreto sobre agentes cancerígenos lo tipifique como de segunda categoría. Además, sólo se percibe a través del olfato en altas concentraciones, a partir de 470 partes por millón en volumen. Las alarmas de la sala de esterilización del Clínico están calibradas para que alerte de una presencia igual o superior a las cinco partes por millón. Según el Instituto de Seguridad e Higiene en el Trabajo, bajo ningún concepto se puede superar una concentración de 5 partes por millón. Pero, además, advierte que en periodos de 30 minutos no puede estar por encima de 3 y que durante una jornada de trabajo una persona no puede estar en un recinto donde exista de forma constante una relación superior a una parte por millón.

El representante de salud laboral de UGT, Francisco Ruiz, exige que se rebaje la calibración de 5 a valores de 3 o 4. El hospital, sin embargo, mantiene que en la zona de carga o descarga de material, el personal no sobrepasa el cuarto de hora, por lo que no lo encuentra necesario.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 26 de febrero de 2000