Soy una novata en el tema de Internet, y me habían contado muchas cosas, entre ellas que si te descuidas (y sin descuidarte) te metes en direcciones que son pornografía pura. El otro día buscando unos cursos de traducción e interpretación, no sé dónde pinché, pero me toco el regalo. Ahora, Internet lo usa todo el mundo, tanto mayores como pequeños; ¿podemos permitir que los pequeños se traguen todo eso? Que la gente meta lo que quiera, pero, por favor, que nos avisen a los usuarios de lo que hay dentro, y ya elegiremos si queremos entrar o no, que para algo está la libertad, no sólo para quitarla sino para poder usarla.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 26 de febrero de 2000