"Siempre que levanto la cabeza, el balón es para él", dice Guardiola. "Es el mejor punto de referencia del Barça", añade Xavi. Y Van Gaal, tan extremadamente cicatero en elogios, va más allá: "Es un líder que nunca falla. Por juego, por carácter y por personalidad". Luis Figo, ese hombre de aspecto cansino, grave, casi apesadumbrado, responde con una medio mueca y dice que a veces la suerte no siempre acompaña. Pero algo es impepinable. El portugués es, desde hace largo tiempo, una de las mejores lanzaderas de los azulgrana. La cara más amable y honesta del Barça. Nunca se esconde y menos en momentos como el de esta noche. Es de los pocos que cuenta sus Madrid-Barça por goles. En el último, en el Camp Nou, tampoco falló.No tuvo entonces enfrente a Roberto Carlos, que estaba sancionado. Era Karanka. No importó. Figo se ha habituado a dejar siempre su firma en los clásicos del Camp Nou -le avalan tres goles y una asistencia a Ronaldo- y sólo le falta rubricarlo en el Bernabéu. Roberto Carlos, el hombre que más le ha sufrido -hace dos cursos acabó expulsado por una entrada sobre el portugués-, sabe mucho de eso. "Roberto Carlos es un grandísimo jugador. Se crece mucho en estos partidos. Pero a veces gana él y a veces gano yo".
La amenaza de Figo crea revuelo en la banda izquierda del Madrid y entre quienes ocuparán su zona de influencia. Roberto Carlos está listo por si Figo entra por la banda, y Karanka por si engancha hacia afuera, hacia el pico del área. "Es muy difícil de marcar", admite Roberto Carlos. Sin embargo, el brasileño está dispuesto a imponer su condición de lateral largo, casi extremo. Rebosa confianza mientras se sube a su Ferrari, sonriente. Dice que quiere rivalizar con Figo y proclama: "En el Bernabéu, él va a correr detrás mío".
En el caso de que Roberto Carlos deba perseguir a Figo, el que cubrirá el hueco que deje, basculando a la zona de ataque del portugués, será el marcador central zurdo Karanka. Karanka luce en su currículo una noche en el Camp Nou marcando a Figo. Lo hizo como lateral sustituyendo al sancionado Roberto Carlos en el último Barça-Madrid. Además, el central se ufana de conocer a Figo por un partido cuando jugaba en el Athletic: "Ha mejorado desde entonces; ahora no sabes por dónde te va a salir cuando te encara. La mejor forma de evitar que progrese es estar atento cuando recibe el balón, para no darle tiempo a que se dé la vuelta".
En su zona, Karanka deberá hacerse cargo de Figo cuando recorte hacia adentro: "Lo ideal sería que Roberto le tape su salida hacia el área, para que no pueda ponerse en situación de tirar a puerta; porque antes solía regatear hacia la derecha para irse a la línea de fondo. Pero ahora Figo regatea hacia el centro, y si se mete en el pico del área es muy peligroso porque tiene un gran disparo". No hay duda de eso. Figo es un futbolista irrepetible. Capaz de meter dos golazos a la Real y, una semana después, calcar otro en el primer minuto en Riazor. O inventarse una bella vaselina ante el Valladolid que no pasará a la historia de esta Liga porque un árbitro la anuló.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 26 de febrero de 2000