Más que la Crida, el preludio seguro de las Fallas viene siendo el anuncio de la huelga en el sector de la hostelería y, desde hace unos pocos años, el de Ferrocarriles de la Generalitat. Se trata de dos episodios que debieran consignarse en el programa oficial de fiestas. Los bomberos también han descubierto el filón fallero para sus protestas, pero está por saberse que hayan dejado de apagar un fuego. Los ferroviarios, en cambio, son muy capaces de fastidiar al personal y aguarnos la fiesta. En esta ocasión, por lo que sabemos, los paros se producirían debido a una reivindicación de 6.000 a 8.000 pesetas mensuales que formulan los maquinistas. Nada que objetar al ejercicio de un derecho constitucional. Faltaría más. Pero las partes confrontadas -y muy especialmente la sindical- habrían de considerar que no es de recibo trivializar así un recurso tan grave y extremo, con el que se castiga a los usuarios. Esperemos que el diálogo evite esta confrontación que tan malparados y por igual deja a los negociadores ante la opinión pública.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 27 de febrero de 2000