Hillary Clinton se encuentra ante un dilema: el año pasado conquistó el corazón de los norteamericanos, por primera vez en los seis años de presidencia de su marido, en su papel de esposa abnegada y fiel durante el escándalo de Mónica Lewinsky. Ahora que es candidata al Senado por Nueva York, está perdiendo popularidad entre el electorado que mejor debería entender sus nuevas aspiraciones: las mujeres. Los últimos sondeos aseguran, además, que, pese a una agresiva campaña de relaciones públicas, Hillary sigue detrás de su adversario, el alcalde republicano de la ciudad, Rudolph Giuliani.Un sondeo de The New York Times-CBS aseguraba el viernes que Hillary gozaba del apoyo del 44% de los neoyorquinos, un punto menos que Giuliani. El mismo día, el New York Post, retomando los resultados del Instituto Marista de Opinión Pública, daba el 47% de los votos al alcalde frente al 41% para la candidata demócrata.
Las encuestas revelan al menos que Hillary Clinton está consiguiendo borrar su imagen de candidata cunera, que era uno de los mayores obstáculos de su campaña. El 38% de los electores ya la consideran como una neoyorquina frente al 26% del pasado otoño, cuando aún no se había instalado en su mansión de Chappaqua, en los alrededores de Manhattan.
El problema ha resultado ser otro: el de las múltiples personalidades de la primera dama-candidata-madre-abogado-liberal-tradicional y siempre sonriente señora Clinton. Muchas de las mujeres norteamericanas que se identificaron con el silencio ultrajado de la esposa del presidente se han visto desconcertadas ante una candidata que utiliza la popularidad de su marido y la potente maquinaria presidencial para vender sus éxitos profesionales. Los asesores de campaña de la candidata demócrata han reconocido su sorpresa y malestar ante este cambio en un electorado que parecía ganado de antemano. Según las encuestas del Instituto Marista, Hillary gozaba del apoyo del 58% de las mujeres hace un año, en pleno proceso de impeachment contra su marido, comparado con el 34% para Giuliani; el mes pasado sólo consiguió el 44% del electorado femenino, tan sólo un punto por encima del alcalde.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 27 de febrero de 2000