El 16 de febrero leo en el periódico la noticia de que el Gobierno de la Comunidad de Madrid pagó 49 millones a Camilo José Cela por un texto teatral que nunca se ha representado. Mi indignación fue extraordinaria: ¿la SGAE no tiene nada que decir al respecto por "agravio comparativo"? ¿El señor Villapalos, entonces responsable de la concejalía de Cultura, no puede dar una explicación satisfactoria? Y doña Marina Castaño, conocida por sus crematísticas habilidades negociadoras, ¿se puede permitir decir que "es una ordinariez hablar de dinero"?Pero cuando mi indignación ha llegado a tal punto que no he podido reprimir el impulso de comentarlo públicamente es cuando, a día 17, leo que la Comunidad no pudo atender el año pasado la petición de ayuda de 96 abuelos que cuidan de sus nietos ante los problemas de drogas o de cárcel de sus hijos por falta de presupuesto. Hay que hacer notar que las ayudas oscilaban entre 15.000 y 30.000 pesetas mensuales y para acceder a ellas había que acreditar ingresos familiares iguales o inferiores a 500.000 anuales. ¿Dónde está la tan cacareada solidaridad?-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 27 de febrero de 2000