Me pregunto cuál es la razón informativa que justifica que EL PAÍS le dedique un titular a cuatro columnas a los insultos proferidos por Arnaldo Otegi contra los participantes en la manifestación del sábado 19 San Sebastián. ¿Realmente merece tanta atención que alguien llame gusanos a unos cuantos miles de democrátas, repitiendo esa siniestra afición totalitaria a la animalización del adversario político? ¿Es noticia que los nazis gusten de llamar cerdos a los judíos, o que los racistas de El Ejido recobren viejos insultos antimarroquíes? Al día siguiente de que los demócratas fueran llamados gusanos, uno de ellos ha sido asesinado. Como de costumbre, negar la humanidad del adversario es el primer paso para negarle también la vida. En estas horas de dolor, en las que tan pocas esperanzas hay para la gente de bien, lo menos que puede pedirse es que un periódico serio no se convierta en altavoz involuntario de los enemigos no ya de la libertad, sino de la simple y sagrada vida humana.- Antonio Muñoz Molina. Madrid.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 27 de febrero de 2000