Decía Tomás y Valiente: "Cada vez que matan a un hombre en la calle, nos matan un poco a cada uno de nosotros".El objetivo del terrorismo, sea del tipo que sea, no es convencer, ni siquiera vencer, sino demostrar que no puede ser vencido, que puede ser capaz de mantener indefinidamente la inquietud, sembrar el caos y socavar así el crédito del poder político.
La respuesta ha de ser la creencia en la legitimidad del poder, en el Estado. Que se den cuenta de que al matar a una persona para conseguir un fin político se queda únicamente en eso, la muerte de una persona. Que no van a conseguir nada, que somos muchos los que creemos en que el arma del futuro ha de ser la palabra (la mejor prueba demostrativa de que la violencia es inútil). Que sus acciones y el terror como medio de acción política es inaceptable. Que el futuro pasa por el rechazo de la violencia por los ciudadanos y la presión derivada de la unión de todas las fuerzas democráticas frente al terrorismo.- .
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 27 de febrero de 2000