Cuando el presidente del Gobierno asegura hablar catalán en la intimidad, o que "los hijos es (sic) importante", los ciudadanos ni ganamos ni perdemos, allá él. Cuando asegura que sus antecesores, los socialistas, "no fueron capaces de introducir a España en el euro", destroza los incipientes conocimientos que nuestros estudiantes van adquiriendo de historia contemporánea española y de la construcción europea: les puede llevar a pensar que el Partido Popular no alcanzó el Gobierno de la nación en 1996, sino después de marzo de 1998, en que se decidió acerca del cumplimiento de los criterios de convergencia por parte de los Estados signatarios de la unión económica y monetaria.O peor, a pensar que el Tratado de la Comunidad Europea modificado por el de Maastricht en su artículo 121 (antes 109 J), punto 4, y el Consejo de la Unión Europea de diciembre de 1995 que especificó el calendario de la tercera fase, erraban al citar el año de 1998 para aquel examen, y se refería a fechas anteriores en tres, cuatro o cinco años. Con la surrealista particularidad de que la citada cumbre de jefes de Estado y de Gobierno, con tal de coger a los socialistas españoles en falta, estableció sus plazos marcha atrás. (Sin haber conseguido, por cierto, tan malévolo fin, porque durante la época de Solbes España iba en paralelo con los otros 10 del Eurogrupo en su aproximación a tales criterios, lo que no ocurre hoy día en cuanto al de inflación).
Divertido para el observador, pero malo, insisto, para la cultura general de nuestros ciudadanos.
Y cuando se refiere al candidato por Izquierda Unida llamándole "jefe de la cosa", o argumenta contra alguna tesis del PSOE aseverando por cuatro veces, cuatro, que "¡de eso, cero, cero patatero!", Aznar subestima el paladar ético y estético de su propio auditorio: quiero creer que a la mayoría le hace sufrir. Sin que a los ajenos o adversos al mismo nos llegue a hacer reír. Y es que hoy por hoy es el presidente del Gobierno español.- .
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 28 de febrero de 2000