El director del Museo de Historia de la Ciencia de Oxford, Jim Bennet, se mostró ayer escéptico respecto a que los criterios de "agenda única" y de "éxito" sean las claves para valorar la viabilidad o el fracaso de los museos de ciencia, en unas jornadas celebradas en el centro cultural de La Nave de la Universidad de Valencia. En una extensa conferencia, Bennet profundizó en el llamado Movimiento de Interpretación Pública de la Ciencia, que se gestó en el Reino Unido y que propició un amplio debate sobre la funcionalidad de los "museos tradicionales de ciencia" y la pervivencia de este modelo en la sociedad actual, donde el espectro científico se sale del concepto tradicional de instrumental de laboratorio. "Existen muchos sistemas modernos y complejos y muchas interpretaciones para abordarlo", dijo, tras analizar "cómo debería mostrarse una exhibición medios de comunicación o sistemas de transporte". Bennet rompió una lanza en contra del exceso de celo crítico hacia los museos de ciencia -"se espera que los visitantes salgan científicos"- y recordó que en otro tipo de muestras, sobre todo de arte, se espera incluso una visión crítica del visitante, al revés de lo que ocurre en los museos de ciencia. El éxito, pues, determina demasiado el museo científico. Tampoco considera que sean más rigurosos los museos interactivos, que utilizan herramientas nuevas como sofware de navegación y simulación, cayendo quizás en la simplificación. La conferencia se completó con un debate con Amparo Sebastián, del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, y los profesores José María López Piñero, Víctor Navarro, Juli Peretó y Antonio Ten.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 4 de marzo de 2000