Los miembros de ETA han cambiado de estrategia de defensa. Así se desprende de la actitud de Ignacio de Juana Chaos e Inés del Río Prada, miembros del comando Madrid, que ayer fueron juzgados junto a su ex compañero y arrepentido Juan Manuel Soares Gamboa, por su participación en el atentado contra un microbús de la Guardia Civil en la plaza de la República Argentina, de Madrid, el 8 de septiembre de 1985. En la acción murió un ciudadano norteamericano y 18 personas, la mayoría guardias, resultaron heridas.De Juana y Del Río sostuvieron que ellos no se encontraban en Madrid cuando se cometió el atentado, sino en el País Vasco. Y ello a pesar de que su ex compañero Soares Gamboa se explayó en los detalles y acusó a De Juana de haber pulsado el mando a distancia que hizo estallar la bomba. El etarra arrepentido dijo que todos hicieron las vigilancias sobre el objetivo e implicó también a Inés del Río, Belén González Peñalva y al fallecido Esteban Nieto.
Los etarras solían negarse a declarar o lanzaban el discurso político de ETA de cada momento, salvo que pudieran salvar a alguno de los acusados. Ahora han cambiado. La semana pasada, Rafael Caride, presunto autor material de la colocación de la bomba de Hipercor, dijo ante el juez que se encontraba en Francia en las fechas del atentado, y ello a pesar de que sus compañeros, por separado, le señalan como el activista que llevó el coche con la bomba al aparcamiento del hipermercado.
En el juicio de ayer, Soares Gamboa dijo en referencia a los miembros de ETA: "Me da pena porque piensan que el asesinato es una opción política" y más adelante agregó: "No se construye un país con los muertos de otro".
De Juana e Inés del Río declararon que Soares actúa así por animadversión y para buscar el indulto como salida personal.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 14 de marzo de 2000