Un soldado de Infantería de Marina, buscado por el Juzgado Militar de San Fernando (Cádiz) por haber "abandonado su destino", estuvo incomunicado en la cárcel de Alhaurín de la Torre entre cinco y siete días, según distintas versiones, por un error judicial. La incomunicación es una medida excepcional que los jueces adoptan para evitar que el contacto con abogados, familia u otros reclusos, perjudique una investigación. En Alhaurín sólo se aplica a unos diez internos de los 2.000 que ingresan todos los años. En este caso, un juzgado de instrucción de Málaga solicitó el 7 de marzo el ingreso como "preso preventivo incomunicado" del malagueño Carlos Rueda. Según el director de la prisión, Tomás Sanmartín, el joven hacía el servicio militar "y desapareció cuando le faltaban unos meses". La pretensión del juzgado era que estuviera separado de los presos comunes. Pero además, no pudo realizar llamadas telefónicas, ni recibir visitas, ni tener contacto con el trabajador social, ni el educador de la prisión. El Juzgado Militar envió una nota el 10 de marzo, explicando la situación. La incomunicación se levantó el 15, según Sanmartín. "Al día siguiente fue enviado a la prisión de El Puerto", dijo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 22 de marzo de 2000