Izquierda, centro, derecha... definiciones parciales nunca definitivas, aunque, a menudo, se pretenda dogmatizar con ellas, inmovilizarlas o imponerlas. Llegan unas elecciones y todo se cuestiona en función de los pretendidos éxitos o fracasos medidos en votos. De quienes no participan en el juego nos olvidamos con frecuencia y afirmamos sin complejos que somos menos progresistas y más conservadores sin tener en cuenta el silencio de millones de personas.Por lo visto, "la gran mayoría" ocupa el centro, puesto que izquierda y derecha reclaman ese espacio. La gran mayoría carece de ideologías. Las campañas electorales se basan en la ambigüedad: "Vamos a más", "Lo próximo" no dicen nada o pueden decir cualquier cosa: son, entre miles de anuncios, uno más. Todo es televisión, imagen maquillada; la evasión de un entorno que no nos satisface en el reflejo de ese mismo entorno edulcorado con lujo y música ambiental.
Riqueza y pobreza crecen en proporción inversa, aumentando la injusticia social, mientras "el centro" se mira el ombligo de sus hipotecas y pensiones; ha cambiado el clima, la naturaleza se resiente de las agresiones sufridas y responde; compartimos la cena o la comida con imágenes terribles y reales, pero estamos vacunados.
Hubo un tiempo en el que el hombre primitivo, inferior en fuerza a otras especies, pudo sobrevivir en un medio hostil. Lo hizo agrupándose con otros hombres y colaborando; dentro del grupo, cada cual realizaba tareas según sus cualidades y repartían el producto de su esfuerzo entre todos.
Vivimos en un mundo falto de ideas e ideales; necesitamos revisar la historia de la humanidad para seguir construyendo de una forma racional y no depredadora cuanto nos queda. Asegurémonos de no haber desechado opciones válidas por una aplicación errónea o abusiva de sus principios. Esa revisión es un deber de quien se siente solidario. La izquierda debe ser solidaria con "el centro" y con 1as periferias, la auténtica mayoría, y ofrecer una alternativa, real y con posibilidades de éxito, a la desigualdad; sus dirigentes deben saber que el poder no les pertenece, que aferrarse al poder es una característica de la derecha.- .
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 22 de marzo de 2000