Ante las representaciones de Lohengrin que está programando el Liceo deseo manifestar mi más absoluto rechazo, no sólo a la puesta en escena sino también a la pretensión por parte de ciertos sectores de presentar la polémica como un enfrentamiento entre innovadores e inmovilistas.El compositor de ópera escribe su música no a partir del espíritu de una obra, sino a partir de un libreto concreto, con personajes concretos y en el que el argumento se ubica en un lugar y una época determinados. La música es, pues, una consecuencia del texto y ambos van indisolublemente unidos. Nadie tiene derecho a utilizar la misma música cuando se altera el libreto modificando, por ejemplo, el lugar o la época. Más aún, trasladando la época y el lugar, el texto cantado y las situaciones en escena lo más probable es que resulten grotescas.
En definitiva, el espectáculo que ofrece el Liceo es, pues, una lamentable adulteración de la obra original y tildar de inmovilistas a quienes rechazamos tal adulteración es un acto de igonorancia o de mala fe. El Liceo amenaza con próximas innovaciones: Le nozze di Figaro, Un ballo in maschera... Por favor, reflexionen no ya sobre el rechazo que tales agresiones puedan producir, sino sobre las razones éticas de respeto y de rigor que el compositor y su obra merecen.- Ferran Puerta Sales, Barcelona
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 31 de marzo de 2000