Escocia, su gente, sus aficionados, lo admitían de entrada: caeremos. El fatalismo se había apoderado de Edimburgo y ni la habitual pasión que despierta en la capital escocesa la llegada de la Calcutta Cup (la competición anual contra Inglaterra dentro del marco del Seis Naciones de rugby) parecía elevar los espíritus. Los antecedentes eran tremendos, de un peso insalvable. Era el último partido del tradicional torneo europeo (eran Cinco Naciones hasta este 2000, en que se sumó Italia al festejo) y Escocia lo afrontaba de la peor manera posible: ninguna victoria en los cuatro partidos anteriores, incluida una vergonzante derrota ante los recién llegados italianos. Más que nunca, el XV entrenado por Ian McGeechan era firme candidato a la cuchara de madera (simbólico premio para el equipo que acaba el torneo sin victorias). Y enfrente llegaba la Inglaterra más pletórica de los últimos años: ya declarada vencedora del torneo, una victoria les daría un triple título: la Calcutta Cup por derrotar a Escocia (la 56ª de su historia), la Triple Corona por vencer a los tres rivales de las islas -Gales, Escocia e Irlanda- (la 22ª de su historia sería) y, sobre todo, el Grand Slam por ganar todos los partidos del torneo (que sería el 12º). Hacía 10 años que Escocia no derrotaba a Inglaterra. Y no parecía que en 2000 cambiaran las tornas.Y, sin embargo, cambiaron. Un campo de Murrayfield empapado por la lluvia asistió a una de las mayores sorpresas de los últimos años. Ganó Escocia. El último derrotó al campeón por 19-13.
El gran día de Duncan Hodge
Como el año pasado, en que la derrota llegó en Gales (dando, de paso, el título a Escocia), la última jornada fue fatal para el XV de la rosa, que no logra repetir Grand Slam desde 1995. "Esto sienta exactamente igual de mal que el año pasado", dijo el desolado técnico inglés, Clive Woodward. "Ha sido una gran decepción, pero bien hecho, Escocia, nos habéis dado una dolorosa lección".
"Ha sido un partido para hombres fuertes. Mis chicos supieron darlo todo", dijo McGeechan. "Es un momento extraordinario para ellos. Creo que la clave está en que no les dejamos tranquilos a los ingleses en ningún momento. Les hicimos correr todo el partido. Y nosotros estábamos preparados para ir a por ellos también".
Los 19 puntos de Escocia tuvieron un solo nombre, el del medio melé Duncan Hodge. Cuatro golpes de castigo y un ensayo con su correspondiente transformación fueron la contribución de Hodge a la victoria del año para su nación. Las cosas se pusieron de cara para los ingleses, que ganaban en el minuto 28 por 10-3 tras un ensayo con transformación de Dallaglio, pero dos golpes de castigo de Hodge dejaron las cosas 9-10 en el descanso. Otro golpe recién comenzado el segundo tiempo puso por delante a Escocia, que remató con un ensayo en el minuto 74.
Pese a todo, Inglaterra conquistó el primer Seis Naciones de la historia, con cuatro victorias y una derrota.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 3 de abril de 2000