El alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, proclama que el escándalo destapado tras conocerse el uso que durante nueve años ha dado a su cuenta restringida, lejos de mermar su credibilidad la ha acrecentado. El efecto de las denuncias, que atribuye a "algunas mentes complicadas", ha sido "exactamente el contrario", según el regidor. "En la calle he notado más cariño y afecto por parte de la gente, que no se ha creído nada", dijo. El regidor gastó entre 1991 y 1999 más de 63 millones sin ningún control del interventor municipal ni de la oposición; donó buena parte de esa partida a las entidades católicas que creyó oportunas, sin el preceptivo expediente justificativo que se sigue con las subvenciones municipales y con destino, en ocasiones, a centros religiosos ajenos a Madrid; trasladó dinero público a la costurera de su mujer, presentó como justificante del gasto de nueve millones simples recibís firmados por sus subordinados; regaló un televisor a un centro social del Ayuntamiento de Valdearenas (Guajalajara), cuyos 60 habitantes son miembros del concejo abierto que discuten las licencias de su chalé; costéo todos los desplazamientos de su esposa como acompañante (carente de estatuto) y abonó cuatro viajes privados de la pareja, de los que devolvió el dinero de dos de ellos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 5 de abril de 2000