De los 800.000 toneladas de víveres comprometidas para ayudar a Etiopía, 225.000 pertenecen a la Unión Europea y otro tanto a EEUU. "La Comisión Europea va a aprobar en breve un paquete de ayuda de emergencia por valor de dos millones de euros, canalizada a través de la Cruz Roja", informa Michael Curtis, portavoz del comisario europeo de Desarrollo Poul Nielsen. Mariano Guim, de Intermon-Oxfam, recuerda que las necesidades más urgentes no son sólo alimentarias. "Hacen falta medicamentos; hay que vacunar a la población y a los animales para evitar epidemias, y es necesario el transporte masivo de agua potable".Este agua puede hacerse llegar a las zonas más castigadas del sur o el norte mediante caravanas de camiones cisternas o con la excavación de pozos. "El agua está, en las áreas más castigadas por la sequía, a 250 o 300 metros de profundidad". Esta crisis se ve agravada por la gran extensión de terreno dañado por la sequía. El recuerdo de la gran hambruna de 1985, que dejó un millón de muertos en Etiopía, ha logrado movilizar a la comunidad internacional.
"Es importante la prevención. No hay que esperar hasta que una tragedia esté en marcha. Nosotros proponemos", dice Carreras, "que se aporten también los instrumentos de financiación necesarios para tratar de resolver el problema". La sequía no afecta a todos los países por igual, ni siquiera a todas las regiones en alerta.
Para las ONG y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) es imprescindible trabajar a largo plazo. "Se da la circunstancia", afirma Guim, "de que existen zonas con alimentos pero sin agua; y otras con agua y sin alimentos". La crisis actual es parecida a la de los ochenta, que comenzó con una sequía de varios años, agravada por la guerra. "El hecho de que las ONG y el PMA estemos sobre el terreno", destaca Carreras, "nos ha permitido dar a tiempo la alarma y provocar la reacción internacional".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 6 de abril de 2000