Aragón se despuebla, pero la pérdida de población no sólo supone que haya localidades que se borran del mapa, sino que se cierran escuelas y bares y panaderías echan el cerrojo dejando desabastecidos a los vecinos. Sin embargo, la necesidad agudiza el ingenio, y el Ayuntamiento de Torrevelilla (Teruel) decidió que el tener pan en el pueblo era una necesidad de primer orden y decidió "municipalizar" el servicio. El Consistorio celebró una asamblea con los 200 vecinos del pueblo y convocó un concurso para adjudicarlo a un matrimonio con hijos. Como explica el alcalde, Agustín Ruiz, la experiencia funciona desde hace tiempo y hay panaderos llegados de otras tierras que acaban de tener un niño. Además, la idea se ha contagiado, y en el vecino pueblo de Belmonte van a hacer lo mismo con la tienda. Los ayuntamientos se quedan con el servicio y adjudican el colmado a quienes se asientan en la localidad. Tienen preferencia las parejas con hijos. En Campillo de Aragón (Zaragoza), su alcalde, Javier Bueno, va a hacer lo mismo con el bar. Todo sea para evitar que cierren las escuelas -sólo quedan dos niños en el pueblo- y que descienda la población. Pero hay más: la asociación Omezyma (Organización del Mezquin y el Matarraña), de la que forma parte Ruiz, quiere que se rebajen los impuestos a estos establecimientos para facilitar el asentamiento de la población. Un niño más bien vale el esfuerzo en una comunidad que tiene el 77% de los pueblos en estado terminal, con el 40% de la población por encima de los 65 años.- ,
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 8 de abril de 2000