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CARTAS AL DIRECTOR

¿Solas?

Nadie hoy en día puede atreverse a negar la bochornosa y denigrante discriminación que todavía sufre la mujer desde la realidad de la educación y cultura machista y sexista que nos rodea a todas y todos, y que precisamente la relega a actividades de "segundo orden" dentro del sector servicios y del ámbito doméstico. Así, a la mujer se la margina y veja en cuanto que se la encasilla permanentemente en un rol desfasado e injusto, no permitiéndole de ese modo demostrar sus valores en muchas facetas de la vida moderna.De hecho, es una vergüenza y una absoluta injusticia el total rechazo que ellas siguen padeciendo aún, por ejemplo, a la hora de aspirar a un empleo digno y estable -donde nosotros, los hombres, decidimos y ejecutamos las reglas-; ocupar la mitad de los ámbitos de poder; reclamar a la jurisprudencia una verdadera justicia ante maltratos, violaciones o pensiones de separación que parece no existir; o poder decidir cómo vivir su propia existencia en libertad, sin asumir cargas familiares ni permanecer al cuidado del marido y los hijos.

Pienso que ya es hora de que todos -especialmente nosotros, los hombres- nos concienciemos de una vez en apoyar el desarrollo de la mujer como ser integral, que tiene obligatoria y necesariamente que interrelacionarse con igualdad en el mundo educativo, en la empresa, en profesiones liberales, en la cultura..., sin tener que estar continuamente demostrando su valía, capacitación profesional e interés.

Del mismo modo, entre todas y todos tenemos que apostar desde ya porque se fomente en las escuelas una educación libre, plural, no machista, racista ni homófoba, donde los antiguos roles y estereotipos que preestablecían conductas en razón de sexo y que daban la supremacía al hombre sobre la mujer pasen a ser olvidados de una vez por todas, mientras se da paso a una verdadera educación para la igualdad social.

Finalmente, y no menos importante, no nos olvidemos nunca de que no se pueden hacer políticas de igualdad para la mujer con un carácter disgregador y sectario sino que, por ejemplo, los hombres también tenemos mucho que decir y trabajar para así poder coeducar, sensibilizar y normalizar a nuestra "civilizada" sociedad.- Juan Bertuchi, PSOE Benalmádena (Málaga).

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 8 de abril de 2000