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Tribuna:NEGRITAS

'Chari'

Si Cádiz fuera Miami, algún meteorólogo habría bautizado la ventolera de ayer como Chari, diminutivo de Rosario, como se llama la Virgen patrona de la ciudad. Pero como Cádiz no es Miami, el viento huracanado, con rachas de hasta 120 kilómetros por hora, se quedó en simple levantera, doméstica, sin bautizos. Y si Cádiz fuera Miami, al tren, una vez soterrado, se le llamaría metro, que es lo suyo. Pero qué va, se va seguir llamado igual: ferrocarril. Si esta ciudad fuera Nueva York, los directores de marketing se harían de oro maquillando el colapso que se va a formar a partir de julio, cuando el tren no llegue al centro por mor de las obras. Pero aquí, manda el arrojo. "Si alguien tiene alguna idea, que la diga, que la estudiaremos". La frase es de Miguel Osuna, subdelegado del Gobierno en Cádiz. No es ni un reto ni una chulería, era un S.O.S que lanzó tras presentar las medidas alternativas. El concejal Jorge Moreno tampoco se quedó atrás: "Habrá que asumir el colapso".Habrá que asumirlo, como los sindicalistas de Astilleros, entre los que hay históricos luchadores contra la OTAN y el poder colonial yanqui, tendrán que asumir la reparación de los barcos de la VI Flota, que según Piqué son el Mr Marshall de finales de siglo. ¿Se dedicarán a chorrear el casco o serán como Yuri, el topo ruso de No hay salida? Si este Cádiz fuera el otro Cádiz que existe en Filipinas, el empresario Dioni López, hostelero y filántropo, sería como Gonzalo Córdoba, que también es restaurador y además hace filantropía al subvencionar el torneo de mus en la piedra cuadrá de la Caleta. López, de abuelo español, es el primer filipino de Cádiz que visita la otra Cádiz, y ha llegado esta semana para promover inversiones entre las ciudades hermanadas por el alfabeto. De entrada, ha comprado las letras del rótulo de su próximo Cádiz Hotel en la tienda de cerámica de la calle Compañía. Fue el marqués de Valdivieso, desposado con la gaditana Beatriz Bermúdez de Castro y destinado por la corona en la Isla de Negros, el que puso nombre la villa filipina.

Y si Cádiz, que tiene un montón de parados, fuera Hong Kong -aunque poco le falta, si atendemos al número de tiendas de a 20 duros- las constructoras tendrían mano de obra asegurada, y ningún gaditano tendría que ser seleccionado para el Gran Hermano de Tele 5, donde el concursante está obligado a preservar su identidad. A falta de un ciclón Chari, podíamos llamarlo Ismael, que diría Nelville, o Coy, para Pérez Reverte.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 8 de abril de 2000