El Tribunal Supremo ha aceptado el recurso interpuesto por el Ayuntamiento de Castelló de la Ribera contra la decisión del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de la Comunidad Valenciana por la que este municipio recuperaba la denominación de Villanueva de Castellón, impuesta durante el reinado de Felipe V y defendida ahora, después de que fuera cambiada en 1994, por varias asociaciones conservadoras. La decisión de la sala de lo Contencioso-Administrativo del alto tribunal, que corrige a su homóloga del TSJ, abre una vía para la conservación del nombre de Castelló de la Ribera. Los magistrados entienden que el Ayuntamiento sí puede recurrir la sentencia que, en febrero de 1998, estableció la recuperación del nombre de Villanueva de Castellón.
En aquella ocasión, los jueces del TSJ fallaron a favor del Col.lectiu de Veïns Pro-Referèndum, una asociación local asesorada por el abogado Juan García Sentandreu, líder de uno de los grupos más radicales en defensa del secesionismo lingüístico, que llevó al juzgado el cambio de nombre de la localidad impulsado por el consistorio. La sala, que en ningún momento entró en el fondo del asunto, fundamentó su decisión en la postura de la Generalitat.
De hecho, el Consell, ya presidido por Eduardo Zaplana, decidió no defender ante la Justicia el topónimo de Castelló de la Ribera, cuya utilización fue posible, precisamente, gracias a un decreto aprobado por la Generalitat cuando el socialista Joan Lerma aún presidía el Gobierno valenciano. La retirada del procedimiento por parte del Ejecutivo autonómico facilitó la decisión del TSJ, que entendía que su fallo era firme y, por lo tanto, irrecurrible. Ahora, la decisión final está en el aire.
La resolución del Tribunal Supremo, que acepta las tesis del abogado del ayuntamiento, José Luis Martínez Morales, reabre un caso que llegó al terreno judicial apenas se tomó una decisión política: el cambio de la denominación anterior por la aún vigente.
El Ayuntamiento de Castelló de la Ribera entiende, con el aval del Consell Valencià de Cultura, el Institut Interuniversitari de Filologia Valenciana y expertos en geografía, que su actual denominación tiene más aceptación popular o raigambre histórica que el de Villanueva de Castellón. Con independencia de otras consideraciones, el Tribunal Supremo decidirá cual de los dos topónimos es legal.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 8 de abril de 2000