Dos de los más antiguos hombres de Estado europeos han reabierto el debate sobre si la Unión Europea debe ampliarse o profundizar sus instituciones. (...) El ex presidente francés Valery Giscard d'Estaing y el ex canciller alemán Helmut Schmidt (...) probablemente tengan razón respecto a que esto es un dilema de prioridades. Sin embargo, al alinearse decididamente con el fortalecimiento de las instituciones ofrecen respuestas centralizadoras del siglo XX a una época que exige más libertad.Ambos (...) han afirmado que la "primera prioridad" de la Unión Europea "debe ser la reforma institucional" y advierten de que apresurarse a ampliarla sin reforzar primero sus instituciones "puede acabar diluyendo la Unión en una simple zona de libre comercio" (...). Puede que esto agradara a algunos equivocados nacionalistas europeos, pero "satisfaría principalmente a quienes en Washington aspiran a mantener cierto control sobre Europa para facilitar los objetivos -y a veces ilusiones- geopolíticos globales de EE UU. (...) Sin embargo, ni hay que ser nacionalista y pensar en un expansionismo de EE UU para pensar que la creación de una zona de libre comercio fue un logro simple. Por el contrario, la libertad de la que súbitamente han gozado en la UE más de 300 millones de europeos para obtener sus bienes, servicios o capitales de donde deseen, o viajar a donde quieran, se ha considerado como uno de los más importantes avances de la libertad individual en las últimas décadas. Nueva York, 12 de abril
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 13 de abril de 2000