El referéndum con el que el presidente ucranio intentó doblegar el domingo a un Parlamento que no le deja las manos libres para aplicar sin restricciones su política de reformas no le pudo ir mejor a Leonid Kuchma. El presidente ha peleado durante años contra un Parlamento celoso de su poder y dominado por los comunistas y sus aliados. Kuchma quería cambios constitucionales para reforzar su poder y, como no podía conseguir que el propio Parlamento se hiciese el harakiri, recurrió a la vía del referéndum, con más que dudoso sentido de la legalidad y pese a la amenaza de suspensión de la pertenencia al Consejo de Europa.
Aunque impugnados por los comunistas (que hablan de fraude generalizado), los resultados oficiales señalan que más del 80% de los votantes apoyan la creación de un Parlamento bicameral (a imagen y semejanza de Rusia), la reducción de 450 a 300 el número de diputados, la autorización al presidente de que disuelva la Cámara baja si ésta es incapaz de aprobar el presupuesto o formar una mayoría y la eliminación de la inmunidad parlamentaria. Legalmente, el resultado sólo tiene el valor del apoyo popular, ya que únicamente el Parlamento tiene poder para reformar la Constitución, y no es nada seguro que vaya a utilizarlo para sellar su propia derrota.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 18 de abril de 2000