Bill Clinton lava su limusina con una manguera, mete su ropa en la lavadora, hace de telefonista en la Casa Blanca... ¿Es la realidad? Al menos es lo que el presidente de Estados Unidos cree que puede ocurrirle en los últimos meses de su mandato. A pesar de que aún le quedan ocho meses al frente de la Casa Blanca, Clinton comienza ya a aparecer en despedidas, y entre bromas y chistes, a hablar cada vez más de lo que será su vida cuando deje la presidencia. El presidente asistió el sábado por la noche a la última cena anual con los corresponsales de prensa de la Casa Blanca, una cita a la que no ha faltado en ocho años, a pesar de todos los escándalos que la prensa ha contado ampliamente sobre él. Clinton aprovechó la ocasión para exhibir sus dotes comunicativas y lanzar dardos envenenados contra amigos y enemigos políticos, y, como buen cómico, no dejó de burlarse ni de sí mismo ante unos 2.600 periodistas, políticos y famosos. Así, en una mención punzante sobre la familia de Elián González en Miami, mostró una foto suya tomada minutos antes, aunque luego dijo que "parece que ahí tengo el pelo más largo que ahora, posiblemente no sea yo". También mostró una fotografía, de la que dudaba también que fuera auténtica, en la que se ve al vicepresidente Al Gore aplaudiendo "una de mis iniciativas". Pero el plato fuerte fue el vídeo protagonizado por el propio Clinton, y en el que se escenifica cómo serán sus últimos meses en la Casa Blanca, un período en el que, dice la tradición, a los presidentes salientes no les hace caso nadie, porque apenas pintan nada. Abandonado e ignorado por todos, Clinton apareció ofreciendo una conferencia de prensa a una única periodista (quien se había dormido), lavando la ropa... Con la primera dama, Hillary, de campaña electoral, el presidente corre tras el coche de su esposa para que no se olvide llevar el almuerzo al trabajo, y, aburrido, acaba jugando a la guerra de barquitos con el jefe del Estado Mayor Conjunto en la sala de crisis de la Casa Blanca. Clinton también confesó que, en estos últimos meses, intentará trabajar en su currículo para lograr un nuevo empleo, que, dada su experiencia, podría ser en el gobierno de otro país, "aunque preferiría uno del G-8"...- ,
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 1 de mayo de 2000