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La Iglesia de Brasil lanza un duro ataque contra la "desigualdad extrema" y la corrupción de los políticos

Río de Janeiro

"El Brasil real continúa mal, conviviendo con un Gobierno que está liquidando el concepto de nación y está lejos de los anhelos populares". Ésta es una de las frases del documento que la Conferencia Episcopal de Brasil va a hacer público con motivo de los 500 años del descubrimiento de este país por los portugueses. El documento tiene 15 páginas y se ha filtrado a la prensa con el título: Brasil: 500 años, inicio de un nuevo camino.Base para una carta que la Iglesia católica enviará a todo el país, titulada Carta pastoral de los obispos de la Iglesia católica de Brasil en ocasión de los 500 años de la evangelización del país, el texto está siendo discutido por los 350 obispos reunidos en la conferencia anual, que este año se celebra en Porto Seguro, el lugar donde los portugueses atracaron sus navíos. Los obispos, por cierto, están alojados en hoteles muy pobres.

En el documento, la Iglesia va a pedir perdón sobre todo a los indios y a los negros como ya lo hizo el sábado en la misa celebrada en el lugar del descubrimiento.

El acento del documento está marcado por la crítica social y política. Se acusa al Gobierno del presidente Fernando Henrique Cardoso de " socializar las pérdidas y no los beneficios" y de rechazar el llamado "Estado mínimo", y contiene una crítica severa de la actual "política liberal sin contornos éticos". El obispo de Afogados de Ingazeira del Estado de Pernambuco, Francisco Austragésilo, dijo para justificar la dureza del documento que "mientras para lo social hay poco dinero, para la corrupción hay siempre mucho".

El texto hace un análisis sin concesiones de la historia de Brasil y de la Iglesia desde los tiempos de la colonización. Analiza el pasado, pero sobre todo las perspectivas sombrías sobre el futuro. "En Brasil conviven islas de riqueza y de lujo con un mar de pobreza, de hambre y de miseria extrema", dice. Y añade: "El avance modesto de la economía de los últimos 20 años y la persistencia de una desigualdad extrema en la distribución de la renta revelan que Brasil no es un país pobre, sino injusto".

Una copia de este documento fue entregada al cardenal Sodano para que se lo haga llegar a Juan Pablo II. El Papa ya ha anunciado su cuarta visita a Brasil en 2002.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 1 de mayo de 2000