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CARTAS AL DIRECTOR

Universidad y democracia

Leo con agrado el artículo de doña Clara E. Núñez sobre la problemática universitaria, y ello me fuerza a preguntarme: ¿por qué el diagnóstico de los males universitarios no se expone siempre con la misma valentía? Me sorprende que algunas de las cosas que -¡al fin!- la señora Núñez expone en su artículo, como la "eternización" de los estudiantes en las aulas, o la falsa reducción de los problemas universitarios a términos como " masificación" o "democratización" de la gestión, hayan tardado en llegar. ¿Por qué somos tan reacios a reconocer el inmenso fracaso que supone la actual organización de la docencia universitaria, de la cual, por cierto, no es la LRU la única culpable? Va siendo hora de atajar esa tendencia habilidosamente ocultada en los medios de comunicación de convertir nuestras universidades en institutos o colegios -cuando no en guarderías para niños que "no quieren crecer"-, donde se prima más el paternalismo y la atonía académica de muchos profesores que el trabajo responsable, tendencia que hace pagar el pato siempre a los alumnos más motivados o a los que más se esfuerzan y quieren algo mejor para su futuro.¿Será que el problema viene de fuera del sistema? ¿De una sociedad demasiado complaciente consigo misma?

Será.- .

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 11 de mayo de 2000