El relevo de Carmen Mas en la Consejería de Bienestar Social y su reubicación en la delegación del Gobierno ha sorprendido a todo el mundo mirando hacia otro lado. Suele pasar. Ahora, se trata de exprimirle algún significado a esta novedad. Los más temerarios han pronosticado una crisis que afectaría a varios departamentos y que estaba prevista para el próximo otoño. Sugieren que el presidente Zaplana sacudirá la encina y se aligerará de algunos pesos muertos con el fin de afrontar mejor equipado, pues falta le hace, el resto de la legislatura. Los consejeros en desgracia están en boca de todos y lo cierto es que no se salva casi nadie, si bien unos huelen más a muerto. Otros, en cambio, entienden que se cubrirá el hueco dejado por la supergobernadora, o ni se cubrirá, pues se trata de una consejería amortizable. El martes quedarán despejadas las dudas. Mientras, nos aplicaremos a despejar incógnitas y averiguar por qué han nombrado a esa señora y cesado a González Cepeda. Por morbo, no más.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 14 de mayo de 2000