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Algunos casos y cosas de algunas casas

-A un amigo mío le ofrecieron una casa con viejecito dentro.-¿Cómo?

-Lo que le estoy diciendo: que le vendían un piso con el viejecito dentro. Algo tremendo. Le vendían el piso a un precio más reducido, pero con habitante.

Cuenta María que es verdad. Que en unos casos se trata de ancianos que venden a condición de poder quedarse en la vivienda, y en otros, se trata de propietarios que lo venden con el inquilino dentro.

-Se anuncian así: "Pisos con inquilino mayor". Resulta más barato, pero es terrible. Yo no sé si hay alguien capaz de estar esperando a que se muera el viejecito, ¿no?

Buscar casa es, además, equivalente a un curso práctico de sociología. Se ve de todo. Y se aprende de todo. Ana lleva dos años buscando. A ella no le ofrecieron una vivienda con alguien dentro. Pero sí intentaron venderle un piso sin escrituras.

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-Me decían que no había problemas. Que me metiera en la casa y ya haríamos los papeles. Me parece que ni siquiera eran los dueños... Le digo yo que se ve gente muy rara en esto.

Se ve gente rara y casas raras. Y hasta milagrosas. Verdaderas maravillas que se convierten de la noche a la mañana en un desastre. Las agencias enseñan sus ofertas por ordenador. Fotos de brillantes colores. Luz adecuada. Perfecto.

-Me llamaron de la agencia para enseñarme un piso. Fue tremendo. Te tenías que duchar sentado. Y las puertas eran como las de los siete enanitos. Una buhardilla infame. Muy bonita, muy arregladita, pero, ya le digo, para que jugasen los niños a las casitas.

A Juan no le ocurrió lo que a Javier. Lo de éste fue peor.

-Maravillosa buhardilla, me dijeron. Tenía que haberlo sospechado porque el propietario me había advertido de que serían necesarios unos pequeños arreglos. Total, que llegamos, abrió la puerta con esfuerzo -"cepillándola un poco, como nueva", me comentó- y encendió el mechero -"es que no hay luz", me dijo-. Y añadió: "Cuidado donde pisa que hay un agujero, no se vaya a caer". Aquello era para verlo. Una ruina.

No son éstas, a lo que parece, ninguna de las 421 viviendas que por un importe de 254 millones se calificaron de media en 1998 para rehabilitar. Y eso que la cifra va ascendiendo, porque de 68 viviendas calificadas de media en 1994 se ha pasado en junio de 1999 a 827, con un presupuesto de 330 millones de pesetas.

La busca es siempre una carrera contra reloj. Pero da lo mismo.

-Hoy he ido a ver el piso. Lo habían anunciado ayer. Estaba bien de precio. O, por lo menos, era asequible. Pero cuando he llegado a la dirección era demasiado tarde. Ya tenían dos ofertas. Una desesperación.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 14 de mayo de 2000