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Pilar del Castillo, ministra de Educación, Cultura y Deporte, ha sucumbido al encanto de Trujillo, la ciudad extremeña que enamora con sólo deambular por su casco medieval. No ha podido resistir la tentación y ha adquirido la mansión señorial de los Chaves-Calderón, popularmente conocida como La Casa de los Naranjos. Es un bellísimo edificio del siglo XVI que destaca por su balcón esquinado, una auténtica avanzadilla arquitectónica debida a Francisco Becerra. La fachada apareció acuñada en las monedas de 50pesetas de hace unos años. La casa pertenecía a Gartón de Loayza, un ciudadano inglés vinculado a los famosos almacenes Harrows. La operación de compraventa ha sido ardua y los vecinos, sobre todo los que tienen un indudable aprecio por el patrimonio, están encantados con la llegada de la ministra y confían que pronto acometa algunas reformas para borrar "las horribles huellas que dejó el inglés", como esas rejas "de un negro Titanlux que echan para atrás", señala un historiador que prefiere quedar en el anonimato. Recuerda, además, el erudito la respuesta escueta y gráfica que recibió cuando le preguntó al marido de la ministra qué les había llevado a Trujillo: "Parece que hay razones evidentes", dijo lanzando una lacónica mirada sobre una calle que transporta al paseante a un viaje por el tiempo. Pilar del Castillo goza aún en la villa de un reconfortante anonimato que le permite callejear sin llamar la atención.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 19 de mayo de 2000