Las organizaciones y las cooperativas agrarias españolas se han opuesto tajantemente a la posibilidad de que la Unión Europea favorezca las exportaciones hortofrutícolas de terceros países mediante el aumento de cupos o con la rebaja de aranceles.Estas concesiones se podrían aplicar en productos como los tomates de Marruecos, el aceite de Túnez y los zumos de Israel. El conjunto del sector agrario se opone a que se utilicen sus producciones como moneda de cambio para facilitar acuerdos globales de colaboración con estos países.
En opinión del director de la Federación Española de Productores de Frutas y Hortalizas, José María Pozancos, "es lamentable que, con todas las producciones posibles que puede desarrollar y exportar Marruecos a la Unión Europea, solamente se concentren sus reivindicaciones en el tomate".
Según sostiene Pozancos, "ese interés responde solamente a los intereses de los grupos exportadores que hacen con el tomate un gran negocio, mientras esos beneficios no se trasladan a los agricultores".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 26 de junio de 2000