Arrigo Sacchi se ha convertido en una especie de demonio para la selección italiana que prepara la semifinal contra Holanda. El ex técnico del Milan y seleccionador de Italia desde 1993 a 1996 ha criticado el juego de la selección por considerarlo poco espectacular. Y los jugadores, muchos de los cuales trabajaron a sus órdenes, están que trinan. "Cada vez que veo a Sacchi en televisión cambio de canal", dijo Albertini, el centrocampista del Milan, en referencia al ex entrenador, que ahora se dedica a comentar partidos. Sacchi dirigió a Italia durante la última Eurocopa, en Inglaterra. Entonces, el equipo azul quedó eliminado en la primera ronda. Maldini, el capitán, lo recordó el lunes con aspereza: "Sólo sé que con Sacchi el 26 de junio de 1996 yo celebré mi cumpleaños en mi casa porque nos habían eliminado".Desde el otro lado de la frontera, en Holanda, el seleccionador naranja Frank Rijkaard no quiso alimentar ayer la polémica desatada en la prensa italiana sobre el estilo conservador del juego de Italia. El técnico holandés, de 38 años, fue hace una década centrocampista en el Milan. El gran Milan que a finales de los ochenta dirigió Sacchi. Rijkaard dijo el lunes que la selección italiana juega a defenderse atrás y a esperar el contragolpe, mientras que el Milan jugaba a presionar en el centro del campo, tirar el achique, robar el balón y atacar continuamente. Las palabras de Rijkaard encendieron a los jugadores italianos y ayer tuvo que aclararse. El técnico defendió a su ex entrenador: "Es justo que Sacchi critique a la selección italiana, a él le gusta otro tipo de juego y tiene derecho a decir lo que no le parece agradable. Por otro lado, hay un dato incontestable, y es que Zoff no ha perdido ningún partido en este torneo. Lo que yo nunca diré es si me parece bien o mal la forma de jugar de Italia. No es asunto mío".
Demonios del pasado aparte, la principal preocupación de los de Zoff es frenar a otro holandés que pasó por el Milan: Patrick Kluivert. El defensa italiano Nesta bromeó ayer diciendo que espera que mañana no le pase "como a Mijailovic", su su compañero yugoslavo en el Lazio, que tuvo que contemplar el festival goleador de Kluivert en cuartos de final.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 28 de junio de 2000