Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra

Los alfareros y el agua

Andrés Trapiello es consciente de que una editorial centrada en la poesía poco puede esperar del llamado gran público. "Uno tiene que hacer las cosas a unos metros del público. El público de poesía es mínimo. Salvo excepciones siempre son unos pocos centenares de personas. A lo mejor hay 1.000 lectores de poesía", indica.Por ello, la polémica sobre el precio único de los libros le coge bastante lejos. Gracias a un decreto ley aprobado por el Gobierno, hay libertad en España para aplicar descuentos en el precio de venta de los libros de textos. Este hecho puede llevar a la desaparición de las pequeñas librerías, que tenían en el libro de texto una poderosa fuente de ingresos, y que se ven inermes ante las grandes superficies.

Trapiello piensa que a la mayoría de esas pequeñas librerías ahora amenazadas no les interesaban los libros de Trieste o La Veleta. "Es un absurdo que un editor pequeño hable del precio único de los libros. El debate no tiene que ser mercantil, sino poético y literario. Se habla de la desaparición de 4.500 librerías que jamás quisieron tener los libros de Trieste o La Veleta porque no vendían", señala Trapiello.

"Cambiará el mercado como cambió el de los alfareros cuando se empezaron a fabricar recipientes de plástico. Y la gente siguió bebiendo agua. Seguirán editando los que tengan que editar, seguirán escribiendo los que tengan que escribir y seguirán existiendo las librerías que tengan que existir. Tengo una fe absoluta en algunos libreros, escritores y editores. El mercado lo hace el escritor, el librero y el editor auténticos. No lo hace el escritor negociante ni el editor negociante ni el librero negociante. No hay que hacer apocalipsis con temas como éstos", explica.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 16 de julio de 2000