Contra el prejuicio que aún se mantiene, el diario íntimo no es cosa antigua y exclusiva de niñas en la edad del pavo; al contrario, es una práctica más común de lo que parece, que en algunos casos se extiende durante años y llega a alcanzar "un alto nivel literario y una vinculación con la vida que la literatura profesional pierde a veces". Así lo afirma el profesor de Literatura de la Universidad de Málaga Manuel Alberca, autor del libro La escritura invisible. Testimonios sobre el diario íntimo (Sendoa), un volumen que recoge muestras originales de diarios íntimos y reflexiones de 32 diaristas anónimos de todo el país.Alberca, que forma parte de la Unidad de Estudios Biográficos, que reúne a varios profesores universitarios especializados en escritura biográfica, realizó una encuesta sobre escritura de diarios entre 700 estudiantes malagueños de BUP, FP y Universidad. El 72% de las mujeres y el 32% de los chicos manifestaron haberlo realizado alguna vez. Esos datos llevaron a Alberca, diarista ocasional, a ampliar sus investigación. Así que lanzó dos pequeños anuncios en sendas secciones de las revistas Qué leer y Lateral pidiendo correspondencia con diaristas de toda España. Más de 100 personas se ofrecieron para trabajar con él. La mayoría pidió ocultar su identidad y seleccionó sus fragmentos.
El resultado es un volumen de testimonios de 32 personas entre 20 y 53 años que revelan cuáles son las circunstancias que rodean una escritura calendaria que nunca antes habían enseñado a nadie y de la que ofrecen extractos.
El libro se completa con estadísticas, análisis temáticos y formales sobre esta escritura invisible en los que Alberca reconoce el magisterio de la mayor autoridad en materia de diarios íntimos, el filólogo francés Philippe Lejeune. "Reconozco que es un libro militante; por primera vez mucha gente ha hablado de su escritura más íntima", dice Alberca, "y, aunque no hay revelaciones de carácter privado deslumbrantes, sí hay una reflexión muy importante sobre la importancia de escribir en la esfera de la dignidad personal, como autoconocimiento y como expresión".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 18 de julio de 2000