El presidente de la Sociedad Española de Radiología, Joaquín Fernández, aludió ayer a que el millonario concierto que permite la introducción de equipos de resonancia magnética nuclear privados en los principales hospitales publicos induce a pensar mal y recuerda a "una nueva versión del pelotazo en la política sanitaria del Gobierno del PP". Fernández fue extremadamente crítico con la medida tomada por el Ejecutivo de Eduardo Zaplana y destacó su carácter singular, no sólo en España, sino en Europa y los Estados Unidos. Señaló que el concierto contribuirá a la "desestabilización de la sanidad pública" y dejará a los radiólogos públicos desprotegidos y desmotivados. El presidente de la sociedad nacional denunció que la privatización de la radiología disparará las exploraciones, el gasto y acabará en una absoluta falta de integración entre los radiólogos públicos y privados, obligados a trabajar en los mismos centros. El presidente de la sociedad valenciana, Héctor Cortina, insistió en los oídos sordos del Consell ante las ofertas de diálogo y señaló que frente a los 14.000 millones de pesetas que supone invertir en equipos públicos, Sanidad gastará 40.000 millones que irán a empresas privadas. Los radiólogos anunciaron que si el concierto sigue adelante, los sindicatos convocarán una huelga de la radiología pública en septiembre.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 27 de julio de 2000