Aún no existe una historia de Europa, sólo una de los Estados que configuraron en su día el mapa europeo, por lo que es necesario cambiar de perspectiva elaborando una nueva historia del continente. Así opinan los intelectuales representantes de cuatro grandes fundaciones culturales europeas, reunidos esta semana en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, Santander, en el curso Las fronteras de Europa: de Ronda a San Petersburgo. Este nutrido grupo de pensadores, entre los que se encuentra Rafael Argullol, de la Universidad Pompeu Fabra, considera que "la nueva historia" se debe plantear desde un punto de vista cosmopolita, y debe reunir lenguas, culturas y tradiciones "para construir una conciencia de los pueblos de Europa y lograr que las fronteras no sigan siendo tan excluyentes".
Los intelectuales opinan, en un documento firmado por el grupo, que se debe superar la dialéctica entre los estudios de historia de un país y los de una región, en aras de crear una conciencia europea. Consideran que la tendencia a una visión localista del pasado es una reacción a los procesos de globalización, los cuales deben tener la consecuencia, desde el punto de vista cultural, de producir una historia general, universal y cosmopolita. Los estudiosos reunidos en Santander manifestaron su preocupación por ese enfoque localista que se da en buena parte de los países europeos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 27 de julio de 2000