El agua es un problema para el agua cuando de salir a navegar se trata. Ayer mismo, los toldos y los remolques volvieron a imponerse en uno de lo típicos veranos vascos, plagado de días grises, ventosos y lluviosos. Fue sólo una tormenta pasajera, pero lo sificientemente desagradable como para obligar a los aficionados a la vela, como éstos de Getxo, a alterar sus planes originales.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 3 de agosto de 2000