- ¿Qué es? Los síntomas de la insolación son el dolor de cabeza permanente; la fiebre, que en algunas ocasiones puede llegar a los 41 grados; la sensación permanente de postración y desgana; la respiración agitada; los vómitos; los trastornos de visión... Y en los casos más agudos, quien la sufre puede llegar, incluso, a entrar en coma. - ¿Qué hacer? Ante una situación como la del cuadro antes descrito, lo primero que hay que hacer es trasladar a la persona afectada a la sombra, a ser posible, a un lugar fresco. Luego se le tumba de espaldas, con las piernas ligeramente elevadas, que queden más altas que el resto del cuerpo. Después se procede a desnudarla y se le colocan compresas de agua fría (si se tiene hielo a mano, mejor) sobre todo el cuerpo, especialmente en las extremidades y en la parte del tronco próxima al corazón. Los masajes en piernas y brazos son también una buena medida paliativa.
- Los remedios. El remedio más eficaz, y del que nadie debe olvidarse ni tomárselo a broma en estos casos, es el de trasladar al enfermo, lo más pronto posible, a un centro sanitario. Pero antes de que esto llegue a ocurrir, una vez más conviene recordar esas medidas preventivas que hablan de cubrirse la cabeza, siempre que se esté expuesto al sol, de cambiarse de postura si se está tumbado en la playa, de pasear, y de beber agua.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 5 de agosto de 2000