Quién le iba a decir al libertador Simon Bolívar que acabaría con un casco de obrero tantos años después de sus gestas, tal y como se aprecia en la imagen tomada ayer en Bilbao. Aunque su busto sólo es utilizado a modo de perchero, parece como si lo que pretendían los operarios fuese proteger a tan ilustre personaje de posibles cascotes descontrolados.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 10 de agosto de 2000