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El IPC sufre la mayor alza con el PP en el poder

Alimentos frescos y el sector del turismo elevan la inflación interanual al 3,6% tras subir 0,6 puntos en julio

EL DESCONTROL DE LOS PRECIOS. La inflación se ha convertido en los últimos meses en el principal problema económico del Gobierno de José María Aznar, una situación que ayer quedó meridianamente clara al hacerse público el dato del mes de julio. Los precios subieron un 0,6%, la peor cifra desde que el PP llegó al poder, puesto que hay que remontarse a abril de 1996 para encontrar un incremento de esta magnitud. La tasa interanual queda así en el 3,6%, lo que supone una notable pérdida adquisitiva para millones de asalariados y compromete la convergencia de España con el resto de Europa. PSOE y sindicatos criticaron lo que consideran una dejación del Gobierno en el control de los precios.

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La inflación de julio, conocida ayer, ha deparado una desagradable sorpresa en plena época estival. El índice de precios al consumo (IPC) del mes pasado aumentó un 0,6% con respecto a junio, lo que sitúa la tasa interanual en el 3,6%. Se trata del peor dato de inflación con el que se ha topado el Ejecutivo de José María Aznar desde que llegó al poder, hace cuatro años. Desde abril de 1996 (un mes escaso tras la victoria electoral del PP) no se había registrado una subida mensual tan elevada. Para encontrar un dato de evolución interanual como el de julio hay que remontarse a septiembre de 1996, cuando la cifra fue también del 3,6%.Los resultados de ayer fueron "de todo menos anodinos", según Enrique Castañeda, analista de la consultora Merril Lynch. Nadie esperaba que julio lograse superar el ya mal dato de junio (un 3,4% de inflación interanual). El propio Gobierno había expresado su confianza en que con el índice de junio se hubiera tocado techo. Pero, contra todo pronóstico, el descontrol de los precios en la economía española no ha amainado. El secretario de Estado de Economía, José Folgado, reconoció ayer que es un dato "preocupante", aunque quiso quitarle hierro escudándose en la inflación subyacente (la que no tiene en cuenta los alimentos frescos ni la energía). Folgado consideró positivo que este índice se haya mantenido en los mismos niveles que hace un año (un 2,5%), informa Ariadna Trillas desde Barcelona: "El comportamiento ha sido coherente con los objetivos del BCE [el Banco Central Europeo fija un IPC máximo del 2% para la zona euro]". No obstante, la tendencia es también regresiva, ya que en junio se situó en el 2,3% interanual.

Esta vez no cabe cargar a las gasolinas con la cruz de la inflación. Los precios de la energía no crecieron ni una décima en julio. Los productos díscolos son ahora la patata, cuyos precios subieron un 9,1% con respecto al mes anterior, la carne de ovino (4,5%) y la carne de cerdo (3,4%). También ha contribuido enormemente a este dato de inflación el sector turístico y hostelero, con un incremento del 2,8%.

El mayor peligro del IPC español radica en el alejamiento del resto de los países de la zona euro. "El diferencial con los socios comunitarios es lo más preocupante", asegura Manuel Balmaseda, del Servicio de Estudios del BBVA. Aún no se conoce la inflación conjunta de los Once en julio, pero en junio la diferencia fue de un punto y todo hace prever que esta brecha se puede agrandar. Precisamente ayer se conoció el dato del IPC francés, que bajó un 0,2% con respecto a junio y se situó en el 1,7% interanual. La competitividad de las empresas españolas será la primera afectada. "La pérdida de competitividad no es preocupante en un año; el problema es que esto es acumulativo", señala Balmaseda. El propio Folgado reconoció ayer que es arriesgado alejarse de los objetivos de inflación del Banco Central Europeo.

Pese a que el IPC se sitúa ya 1,6 puntos por encima de las indicaciones del BCE y de la previsión del Gobierno para este año, el Ejecutivo se resiste a plantear una revisión al alza. La marca del 2% es un objetivo al que "se debe tender", pero no es misión del Gobierno hacer previsiones de inflación, indicaban ayer fuentes del Ministerio de Economía. Sin embargo, algunos expertos creen que la ya lejana meta del 2% debería aumentarse. David Cano, de Analistas Financieros Internacionales, asegura que es más realista pensar en una inflación del 2,7%.

Lo que ningún experto duda es que contra este IPC disparado no existen recetas rápidas. "Las últimas medidas liberalizadoras del Gobierno han sido positivas, pero tardarán tiempo en tener efecto", indica Cano. El Ejecutivo, según los analistas, debe centrarse en medidas estructurales, que en ningún caso tendrán consecuencias inmediatas. "El Gobierno debe seguir con las mismas medidas liberalizadoras que hasta ahora y aumentar la competencia en los sectores inflacionistas", según Enrique Castañeda, de Merril Lynch. Para Manuel Balmaseda, lo que hace falta es "otro paquete liberalizador", esta vez con reforma laboral incluida.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 12 de agosto de 2000