Igual que casi nadie se espanta de ver cómo los gobernantes con sus leyes asesinan a miles de personas en sus países, en el Estrecho y en las demás fronteras, parecerá exagerado decir que en España, ombligo de Europa y donde más contratos -basura- se hacen por segundo, da miedo pensar en el futuro que espera a nuestros ancianos, enfermos, niñas y niños, mujeres, pobres, parados y demás colectivos inocentes y víctimas de las políticas neoliberales impuestas por los sucesivos gobiernos, al ver cómo tratan el Estado y sus instituciones a los trabajadores de la construcción en las obras del metro de Madrid, realizadas por la Comunidad autónoma, sus contratos e innumerables subcontratas privadas con el dinero público.La Comunidad contrata a Ferrovial para que contrate empresas en las que los trabajadores no tengan ni un día libre a la semana, durante 12 horas diarias (84 horas semanales), cavando a pico y pala (modernas tecnologías) en los túneles día y noche, con gran riesgo de accidentes, con capataces dignos de película y por un sueldo cuyas dos terceras partes irán a parar a la ETT de turno.
A los 15 días, tras haberlos reventado, se les despide alegando falta de productividad, para coger a otros de refresco y que las obras duren menos. Así, el usuario sufre menos trastornos y los señores Ruiz-Gallardón, Cortés y el alcalde pueden inaugurar a tiempo sus modernos monumentos.
En el Valle de los Caídos trabajaron por haber luchado por la libertad, y hoy en el metro trabajan por no haber luchado contra la libertad... del mercado. ¡Cómo ha cabiado todo!-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 12 de agosto de 2000