Aunque cueste imaginarlo, hubo un tiempo en que Van Morrison no era el artista huraño y susceptible, el señor gruñón e irascible que hemos aprendido a tolerar. Por ejemplo, en 1970, cuando había hecho su nido de amor en los bosques de Woodstock y editaba Moondance, gozosas recetas para vivir en la Era de Acuario. Con una relajada orquesta de hippies, Van usaba modismos de soul y jazz para transmitir la delicia de mojarse en una expedición de pesca (And it stoned me), la maravilla de bailar -es un eufemismo, claro- bajo las estrellas con la persona amada (Moondance), la atracción de la vida trashumante (Caravan), el pasmo de hallar el alma complementaria (Crazy love, Into the mystic y otras). Es decir, el artista erotizado y en comunión con la naturaleza. Algo habrá que agradecer a Janet Planet, la antigua actriz con la que entonces compartía su vida.
Autor: Van Morrison Editorial: Warner Precio: 1
647 pesetas
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 14 de agosto de 2000