Mientras Camela está actuando la multitud ruge, desgañitándose y con pasión, las letras de todas las canciones del grupo. Tanto es así que los cantantes se han visto obligados a utilizar unos pequeños cascos para el monitoraje, porque como dice María Ángeles, "no te oyes nada y lo pasas fatal". Pero, a pesar de esas dificultades técnicas, ese clamor popular es el que ha sostenido a una banda que ha logrado, por si sola, crearse un público fiel en muchas ciudades.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 14 de agosto de 2000