Si ya fue azarosa la vida del papa Benedicto XIII, o Papa Luna, no lo está siendo menos el destino de su cráneo, que se guardaba en una urna en el palacio de los condes de Argillo en la zaragozana localidad de Saviñán. De allí fue robado el pasado mes de abril, ante el estupor y el enfado de Tomás Utrilla, guarda de un palacio en ruinas propiedad de la familia Olazábal-Martínez Bordiu. Tres meses después, el alcalde de Illueca, pueblo natal del Papa Luna, y vecino a Saviñán, ha recibido un anónimo repleto de faltas de ortografía, un carrete de fotos y una orden en la misiva: "rebelenlo". El carrete, velado, pudo aprovecharse gracias a la pericia de un fotógrafo y en él puede verse la urna vacía en la que estaba depositada la calavera, urna que también fue robada. José Javier Vicente, el alcalde de Illueca, dice que se trata de una broma pesada, y además lamenta que se hable tanto de una calavera y tan poco de un castillo cargado de historia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 14 de agosto de 2000