Bilbao no tiene fronteras estos días de fiesta, como lo demuestran estos músicos callejeros polacos. Ellos y otros compatriotas de la Europa del Este dan color y alegría a los rincones del Casco Viejo bilbaíno, con sus danzas y su música.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 21 de agosto de 2000