El descubrimiento de hidrocarburos en Marruecos podría significar a medio y largo plazo la bolsa de oxígeno necesaria para su desarrollo económico. Los servicios de espionaje occidentales presentes en Marruecos, atribuyen una "importancia crucial" al descubrimiento para el futuro del país. El Gobierno presidido por el socialista Abderrahmán Yusufi, consciente de ello, ha hecho aprobar este año por el Parlamento un nuevo Código de Hidrocarburos en el que el Estado reduce del 50% al 25% su parte obligatoria en la constitución de nuevas sociedades de exploración y explotación de hidrocarburos. A partir de esta nueva ley, el Gobierno ha concedido seis licencias de exploración, tres de ellas a la sociedad norteamericana Skidmore Energy. Esta última formó una sociedad de derecho marroquí, Lone Star Energy, autora del descubrimiento de Talsint. El anuncio del descubrimiento viene a calmar una cierta frustración por las expectativas creadas desde la llegada al poder del joven rey Mohamed VI ahora hace un año. Los resultados económicos de Marruecos en el último periodo han sido los peores en la última década. El crecimiento económico este año ha sido de -0,1%, prácticamente un inicio de recesión. El crecimiento mínimo atribuido por los especialistas para hacer frente a la inflación y al crecimiento natural del mercado de trabajo debería situarse en torno al 4%. En un informe elaborado a principios de verano por el Banco Mundial se alerta sobre "las consecuencias imprevisibles que puede acarrear el hundimiento de la economía marroquí".
En su alocución televisiva, el soberano alauí ha insistido en que "el petróleo nunca será alternativa al patrimonio agrícola", al tiempo que dictaminó que Marruecos seguirá dando prioridad al "turismo, la pesca, las tecnologías de la información, los servicios, la artesanía y el sector textil". El único vector de la economía que ha tenido crecimiento en 1999 ha sido precisamente el turismo, que ha pasado de 1.500.000 turistas a algo más de dos millones.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 22 de agosto de 2000